lunes, 15 de noviembre de 2010

Hija no reconocida de Kristina Fernandez de Kichner (pero no de Néstor Kirchner).

¿ UNA HIJA OCULTA DE CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER ?

Las valijas encontradas en Aeroparque llevaban dólares para la campaña de Cristinita. Desde Venezuela. Era una valija más, de las tantas por mes. Dólares chavistas. Los servicios de inteligencia venezolanos conocen el procedimiento: son los encargados de la supervisión de todos los envíos. Una maniobra de reacomodamiento del precio del crudo con Irán añadió un pedido especial: hacer caer una valija en Buenos Aires. Exigencia de los servicios de inteligencia iraníes. En retribución al protestantismo kirchnerista. Al anuncio publicitario de la inculpación contra Irán. En calidad de responsables del atentado a la Asociación de Mutuales Israelitas, en Argentina. Fue la primera advertencia: la caída de una valija con dólares kirchneristas en el Aeroparque porteño.
«Específicamente: dólares para el abanderamiento disciplinario de todo Buenos Aires. Con los afiches photoshopeados de la Senadora. Fue ante uno de esos 'Cristina, Cobos y vos', escrito en blanco, que la nena de 36 años, enferma mental (con sindrome de down, más precisamente), dijo algo de su madre en medio de la calle: señaló a la Senadora y dijo 'mamá'.

Ni las cuotas del Centro de Rehabilitación San Juan de Dios ni los tutores especiales en la casa de su madre en Tolosa corren por su cuenta. No es barato criar a un enfermo mental. Un error en el par 21 sale caro. En todos los sentidos, caballeros». ¿Cuál es el secreto para que los zapatos de la fuente fulguren con ese poderío? Se trata de un miembro del staff desde la primera hora. Un auténtico convencido. No lo disuadieron los llamados intimidatorios. Tampoco el sobre amenazador que llegó a su casa.
«La hija con síndrome de down de la Senadora Falsa Abogada tiene 36 años. El padre de la bestia… No es Néstor. Es de un antiguo montonero. Ella era demasiado joven. Él demasiado viejo. Una falencia genética puede tenerla cualquiera. La Senadora es una cualquiera». Llegar al hombre de los zapatos fulgurantes ahora en La Biela en fácil. Quienes ya lo han hecho saben que pueden encontrarlo ciertos sábados al mes en cierto centro médico especializado en padecimientos infecciosos.
«Las discusiones en la casona de la Avenida Alvear han sido salvajes. Él no está contento con la recuperación de la hija perdida de su actual esposa. Ella intenta hacerla patinar con sus propios patines. Los mismos que usa en Olivos. Pero no hay caso. No logra el equilibro. Falla. Se cae. Una vez él mismo quiso ayudarla. Quiso expresarle algo de la adhesión paternal que la nena nunca había conocido. Ella lo vio a solas con la nena y le recriminó que fuera demasiado cariñoso». El encono en el staff contra la fuente –zapatos relumbrantes, infaltables gemelos de oro con sus iniciales, corbata de seda italiana–, es siempre el mismo: contar sus datos, primero, en cierto centro de infectología. Y, después, en La Biela. Pero su labor de infiltración en el corazón del kirchnerismo es pura: un juez de la Corte Suprema, un juez pro-abortista, un juez a favor de la despenalización de ciertas drogas blandas, lo ampara casi con la misma ternura con la que le suministra información.
«La misma Hebe se ocupó de recuperar a la niña de 36 años desde 2003. No fue gratis, por supuesto. La Senadora le dirigió giros suculentos a través del Banco Macro. Todos partían del mismo lugar: la cuenta número 0125015321154 en el Banco Nacional de Cuba. Apenas la localizaron, a la portadora del par 21 deficiente, los sicarios de Hebe la reubicaron tan sana como pudieron en Tolosa al cuidado de la señora Ofelia, que se resiste a usar cualquier pañuelo en la cabeza. A propósito, ¿conté por qué las listas detalladas de los llamados telefónicos desde la Universidad de Hebe rebalsan de números ubicados en Madrid?
La próxima sigo contando...

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